La Metamorfosis o El Quijote de Oro.

 

Esteban Reyes Celedón – UFRJ

III Congresso Brasileiro de Hispanistas, UFSC, 13 de outubro de 2004.

 

En la naturaleza nada se crea y nada se destruye todo se transforma. Esta es, más o menos, una traducción de la famosa afirmación hecha por Lavoisier, en la modernidad; pero, lo que pocos saben es que, también la hizo Epicuro, en la Grecia antigua. La vida es una constante transformación; podríamos decir que sólo hay vida donde hay transformación. Y por hablar de griegos, ellos tenían una palabra especial para designar transformación: Metamorfosis (Metamorjwsiz). La verdad es que esta palabra (así como la mayoría de las palabras, tal vez todas), ha cambiado de sentido con el pasar del tiempo; ha cambiado pero no mucho. Me explico: metamorfosis siempre ha sido transformación, cambio en la forma; pero la clave está en el objeto que sufre la transformación. Nuestra preocupación aquí es la Literatura; entonces, nos proponemos por estudiar la metamorfosis en la Literatura. Mejor dicho, analizaremos e intentaremos comprender cómo ha cambiado el objeto que sufre la transformación en la Literatura, (desde la Grecia clásica hasta el siglo de oro; desde Hesíodo hasta Cervantes, pasando por Ovidio y, principalmente, por Lucio Apuleyo).

Consideramos que fue el poeta Hesíodo el primero a desenvolver el tema de la metamorfosis - en sus obras: Los trabajos y los días, y Teogonía -. En ellas todo se transforma; el objeto es el propio Cosmos (todo el Universo). En Ovidio, con su obra: Metamorfosis, la transformación es dada en objetos particulares, en fenómenos singulares y aislados – empezando por la creación del Cosmos a partir del Caos y terminando con la transformación de Cesar en Astro. Cuando llegamos a Apuleyo, con su Metamorfosis o el asno de oro,[i] nos encontramos con una transformación mágica (tercer libro) y otra religiosa (undécimo libro). El objeto de estas dos transformaciones es un hombre, un individuo cualquiera, un joven ambicioso y curioso que por acaso se transforma en asno, un animal inferior (que por metáfora designa al hombre sin razón), condenado a cargar el peso de los otros y a sufrir innumerables castigos; y sufre aún más por el hecho de conservar su identidad humana, continua con conciencia de si, a pesar del cambio de su forma, continua lúcido. De cierta manera, podemos decir que, la obra es una interpretación y una representación del destino particular del hombre (separado del Cosmos y de la Historia). En Apuleyo no podemos decir que haya un “devenir”, lo que hay son crisis y transformaciones; crisis que representan momentos fundamentales en la vida de un hombre y transformaciones que representan un giro en el destino de un hombre. El objeto, como decíamos, es el hombre; el hombre se transforma, pero el Cosmos continúa el mismo. Se trata de una metamorfosis particular y personal; y no mas general y creadora (como en los griegos).

Si observamos con atención, el objeto de transformación, cada vez más, se va interiorizando – es un movimiento centrífugo que empieza con el Cosmos y llega hasta el Hombre, hasta el destino del hombre -. ¿cual debe de ser el próximo paso? Bueno, pienso que, por lógica, debe ser la interiorización del Hombre. La próxima transformación se debe de dar en el interior del hombre, en su alma.

Llegamos a Cervantes. El autor español leyó Ovidio y Apuleyo, y más, fue influenciado, inspirado por ellos, o mejor, por la lectura de sus libros; los leyó y los comprendió. Esto en ningún momento es sinónimo de locura, por lo contrario, es prueba de la capacidad y buena formación literaria de Cervantes. Nadie lee los clásicos por ser, apenas, un “desocupado lector”; los lee porque tiene conciencia de su relevancia, porque tiene capacidad para entenderlos; los lee porque es un “lector escrupuloso”, un “lector estudioso”[ii]. Apuleyo influenció en varios escritores del siglo de oro, por ejemplo: al autor de El lazarillo, las semejanzas entre las dos historias son claras para el lector, y todavía más, para un especialista;[iii] y lo que falta (la metamorfosis), lo encontramos en la segunda parte de El Lazarillo, donde el personaje se transforma en pez – será que es coincidencia el nombre de Apuleyo, Lucio significa pez, pez es el alimento sagrado, contrapunto al burro de carga el más bajo nivel de la vida cotidiana -.

Pero, lo que más impresiona en El asno de oro, son las innumerables semejanzas con la principal obra de Cervantes; sin duda la influencia de Apuleyo cumple un papel relevante en la creación cervantina:

Cuando habla directamente con el lector “tú, lector escrupuloso” (Noveno libro, cap.IV), “Tú, lector estudioso” ( Undécimo libro, cap.III);

El hombre de la procesión que “iba armado con quijote y capacete y barbera y con su broquel” (undécimo libro, cap.II);

“viniendo ya el alba, él desapareció de sus manos” (Quinto libro, cap.I);

Psiches, “dulcísima y muy amada mujer” (Quinto libro, cap.I) y “Carites, mi dulcísima esposa (séptimo libro, cap.II);

La mujer que le quema todos los libros a su marido (Octavo libro, cap.III);

“y mi caballo cándido..., en lugar de siervo Cándido, mi caballo, que era de color cándido y blanco” (Undécimo libro, cap.III), y antes se refiere a su caballo como “mi rocín” (Cuarto libro, cap.IV).

Claro está que lo principal no son las semejanzas semánticas, éstas son apenas ejemplos secundarios; lo que realmente nos interesa mostrar aquí es la asimilación de la idea de metamorfosis. Así como Apuleyo nos da tres imágenes de Lucio: Lucio-hombre (normal), Lucio-asno (transformación mágica) , Lucio-purificado (reformación sagrada); Cervantes nos relata tres imágenes de Quesada: Quesada-hombre (de carne y hueso), Caballero andante (alma de Quesada), Quesada-reformado (simples mortal).

Desde este punto de vista, la transformación de Quesada en caballero andante no sería fruto de la locura por haber leído tantos libros de caballería. La locura cumple un papel metafórico. Apuleyo leyó Ovidio (como leyó Hesíodo, Platón y muchos otros griegos); comprendió el giro que proporciona la metamorfosis y luego escribió su obra. Cervantes leyó a los griegos y también a Apuleyo; comprendió que podría centrifugar, aún más, la idea de metamorfosis y escribió su obra. Leer los clásicos hasta quemarse los sesos no es locura es comprensión. Los libros de caballería representan a los clásicos, la locura representa la transformación.

Lucio se transforma en asno, en una bestia, sin embargo, todavía retiene el sentido de hombre (APULEYO, 1939, Tercer libro, cap.IV). Quesada se transforma en caballero andante, conservando su humanidad, y por qué no su razón. La Literatura es lenguaje; la lengua es ambigua; estamos participando de un juego donde se dice mucho más que el significado de las palabras. Las palabras son metafóricas, los personajes son metamórficos. Quesada designa el sentido directo; caballero andante es el sentido figurado, es una metáfora. El personaje Quesada es de carne y hueso; Don Quijote es alma, es el fruto de una metamorfosis.

La experiencias vividas por Lucio-asno no son las de un burro de carga, por más que el lleve la carga. Lo que se revela son los hechos privados vistos y escuchados por Lucio-asno, que nunca podrían ser experimentados por Lucio-hombre, porque lo fundamental de la vida de las personas está siempre oculto al público; y mucho de lo que Lucio-asno escucha es gracias a sus orejas grandes de asno, si fuese un hombre común no podría haberlas escuchado. Cuando se proponen revelar la intimidad de dos seres en público, en un teatro, es cuando Lucio consigue huir y poco tiempo después consigue ser reformado por la diosa Isis.

De la misma forma, las experiencias vividas por el caballero andante no son las de un caballero. Como ya fue observado antes, la ceremonia de transformación en caballero no es legítima, porque no fue hecha por otro caballero, como manda la tradición. Por todas las andanzas del supuesto caballero, lo que se revela es, según nuestra tesis, el alma de Quesada, el alma del hombre, el lado espiritual de la raza humana. De esta manera podríamos entender absurdos como:

La dulcísima doncella amada que nunca es tocada, por que el toque es privilegio de los cuerpos;

La batalla contra los molinos, que como bien desveló Unamuno, representan la amenaza de los gigantes. “Tenia razón el caballero: el miedo y sólo el miedo le hacía a Sancho y nos hace a los demás simples mortales ver molinos de viento en los desaforados gigantes que siembran mal por la tierra”  (UNAMUNO, 1987, Madrid, p.55) – Hoy los molinos se han convertido en torres, Torres Gemelas, y el caballero continúa usando armas rudimentarias, como un simples tenedor -;

Por el alma ser inmortal, antes de morir el caballero tiene que reformarse en Quesada, Hombre de carne y hueso, ser mortal.

Podríamos, y de hecho en otro trabajo pretendemos, analizar más episodios y de un modo más sistemático; por el momento, a guisa de ejemplo, sólo indicamos estos tres. Queda aquí hecha, mucho más, una propuesta de estudio posible y coherente que una tesis debidamente demostrada. Contra las posibles objeciones de por qué nadie antes desenvolvió este punto de vista, teniendo en cuenta que la obra de Cervantes ha sido, por casi cuatro siglos, objeto de muchos estudios, debemos de considerar que:

Primero, el propio tema e interpretación de la metamorfosis en Apuleyo, hasta ahora, no ha sido totalmente esclarecida, como lo confirma un estudioso relevante (BAKHTIN, 2002, p.237);

Segundo, la cuestión del lenguaje como reveladora indirecta de asuntos privados, es relativamente reciente, la debemos fundamentalmente al psicoanálisis (primero con Freud y después, y principalmente, con Lacan);

Tercero, hay una tendencia a leer la obra de Cervantes como manifestación nacionalista de la cultura hispánica, lo que es incoherente y simplificado en demasía para una obra que es considerada, por muchos, la mejor expresión de la literatura universal;

Y por último, la obra de un genio siempre va a poder ser interpretada de una manera diferente e inédita; que lo confirmen los estudiosos de Platón.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

APULEYO, Lucio;      La Metamorfosis o El asno de oro;  1939; Madrid; Calpe; (versión digital: Biblioteca Cervantes Virtual).

BAKHTIN, Mikhail;  Questões de Literatura e de Estética (a teoria do romance); 2002; São Paulo; Hucitec.

CERVANTES, Miguel de; Don Quijote de la Mancha I y II;  2000; Madrid; Mestas.

HESÍODO;                 Os trabalhos e os dias;  1996; São Paulo; Iluminuras.

-----;                           Teogonia; 2003; São Paulo; Iluminuras.

OVIDEO;                    Metamorfosis; Versión digital: Biblioteca Cervantes Virtual.

UNAMUNO, Miguel de;        Vida de Don Quijote y Sancho; 1987; Madrid; Alianza Editorial.

 

 

Rua dos Douradores, 13 de octubre de 2004.

 


 

[i] Título original Libri Metamorphoseon. Escrito, aproximadamente, en el año de 160 d.C. por el filósofo neo-platónico Lúcio Apuleyo (124-180dC; actual Argelia).

[ii] “Aquí, por ventura, tú, lector escrupuloso, reprehenderás lo que digo y dirás así...” (APULEYO, 1939, cap.IV, Noveno libro); y “Por ventura tú, lector estudioso” (cap.III, Undécimo libro). Apuleyo no fue un escritor popular, es reconocido como un escritor que escribió para um público culto, para un lector conocedor de la tradición griega, para alguien con espírito critico suficiente para reprehenderlo. “ahora tú, buen lector, has de saber que no lees fábulas de cosas bajas, sino tragedia de altos y grandes hechos, y que has de subir de comedia a tragedia” (APULEYO, 1939, cap. I, Décimo libro).

[iii] Ver BAKHTIN, 2002, p. 245-246.

 

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