La ‘palabra’ en el Canto I de Altazor:

un clinamem creativo.

 

Introducción:

Este trabajo es el primer borrador de lo que será un ensayo sobre el poema Altazor del vanguardista Chileno[i] Vicente Huidobro. Nuestra idea inicial es analizar todo el poema, pero en este momento, por motivos de tiempo, sólo les vamos a presentar una lectura posible del primer canto de este extenso poema.

Altazor fue publicado por vez primera, en su íntegra, en el año de 1931, en Madrid, con el título de Altazor o el viaje en paracaídas, poema en VII cantos; llevaba, como ilustración, un retrato del autor por Pablo Picasso[ii]. Antes de esta fecha ya habían aparecido publicadas varias partes de éste individualmente, algunas en francés otras en español.[iii] En esa primera edición encontramos una nota que nos dice:

Este poema ha sido publicado en diferentes diarios y revistas en fragmentos dispersos y sin orden. Es la primera vez que se publica en libro y completo[iv].

Altazor es una de las expresiones más ambiciosas del creacionismo. Para Cedomil Goic:

El canto I tiene la forma de la CONFESION y se apoya sostenidamente en el gesto verbal que proclama la identidad personal (‘Soy yo’, ‘Yo estoy aquí’, ‘Soy’, ‘Yo’); presenta su situación personal, el despertar a la conciencia dolorosa de existir, la voluntad de caer lúcidamente, la rebelión frente a las limitaciones humanas, la promesa de sobrepasar la condición humana por la poesía.[v]

Ésta no es exactamente nuestra posición (con relación a la identidad personal); y a seguir intentaremos mostrar nuestra hipótesis de la existencia (o insistencia) múltipla tanto de quien habla como de quien escucha, que pueden hasta ser una misma individualidad (hombre, poeta, mago, átomo).[vi] También pretendemos mostrar que la caída no es más que puro pensamiento, pensamiento creador, creador de lo nuevo, lo nuevo como diferencia.

 

Desarrollo:

La Obra

Altazor es un viaje, una caída desde el punto más alto (zenit) del universo, desde la humanidad o subjetividad, desde el lenguaje hasta el punto más bajo (nadir), hasta la total destrucción, pero una destrucción creadora[vii].

Adentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del zenit al nadir porque ése es tu destino, tu miserable destino.                                                           (Prefacio).

 Altazor también es un viaje de subida, un movimiento contrario, la experiencia de lo maravilloso; movimiento creador de un nuevo universo (o en las palabras de Leibniz[viii] de un nuevo mundo posible, o en las palabras de Ortega y Gasset de un nuevo mundo estético), de un nuevo hombre (al estilo del Superhombre de Nietzsche, un individuo sin subjetividad)[ix], y de un nuevo lenguaje.

Hombre, he ahí tu paracaídas maravilloso como el vértigo.

Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo.

Mago, he ahí tu paracaídas que una palabra tuya puede convertir en un parasubidas maravilloso como el relámpago que quisiera cegar al creador.   

(Prefacio)[x]

Altazor es un doble peregrinaje: destrucción y construcción (creación, creación poética); un eterno retorno (como lo querían Nietzsche y Deleuze: eterno retorno de la diferencia)[xi]; es un caer, pero un caer con clinamem (desvío creador), de Lucrecio y antes de Epicuro[xii].

Déjate caer sin parar tu caída sin miedo al fondo de la sombra

Sin miedo al enigma de ti mismo                                       (Canto I, 30,31)

Sigamos cultivando en el cerebro las tierras del error  

Sigamos cultivando las tierras veraces en el pecho  

Sigamos

Siempre igual como ayer mañana y luego y después  

No  

No puede ser. Cambiemos nuestra suerte                         (Canto I, 158-163)

En el Canto I el cielo está representado por Saturno (el canto II es Venus, y así hasta llegar al Sol, en el último canto). Cada canto es un astro, pero también es un día de la semana (recordemos que en español, así como en otras lenguas, los días de la semana llevan nombres de los astros, y éstos de los dioses); podemos interpretar cada canto como un día bíblico, los días de la creación divina de todo el universo, o de la creación de un nuevo hombre, o aun, un nuevo lenguaje (el canto VII termina con ese lenguaje puramente fónico).

La visión divina del lenguaje es literalmente expresada por Huidobro cuando se apropia del lenguaje de los salmos para decir:

Mas no temas de mí que mi lenguaje es otro

No trato de hacer feliz ni desgraciado a nadie  

Ni descolgar banderas de los pechos  

Ni dar anillos de planetas

Ni hacer satélites de mármol en torno a un talismán ajeno  

Quiero darte una música de espíritu

Música mía de esta cítara plantada en mi cuerpo  

Música que hace pensar en el crecimiento de los árboles

(Canto I, 600-607)

El Canto I

En el Prefacio, Altazor (personaje) se presenta como poeta: ‘Ah, ah, soy Altazor, el gran poeta’. Ya el Canto I empieza así: ‘Altazor ¿por qué perdiste tu primera serenidad?

Como si el sujeto lírico fuese otro que no Altazor; pregunta por: ‘tu sonrisa’, ‘tus pensamientos’, ‘tus sueños’, ‘¿En dónde estás Altazor?’. Nos quedamos confundidos. Seguimos y verificamos que a partir del verso 15, hasta el 19, habla en la primera persona del singular: ‘me arrastra’, ‘me apunta’, ‘me azota’. Cuando llegamos al verso 20, leemos: ‘Altazor morirás. Se secará tu voz y serás invisible’. Y continua en la segunda persona del singular hasta el verso 62 hablando de la caída; parece que aconseja a seguir cayendo: ‘cae eternamente’, ‘a través de todos los espacios y todas las edades’. El viaje (la vida) es una caída inevitable y solitaria: ‘Estás solo’. Después habla de la noche, del cielo de las estrellas.

‘Soy yo Altazor / Altazor / Encerrado en la jaula de su destino’      (82-84).

¿Por qué es ‘su destino’ y no ‘mi destino’? ¿Por qué ‘Soy yo Altazor’ y no ‘Yo soy Altazor’? La impresión que tenemos es que no está afirmando ser Altazor, se está preguntando ¿Soy yo Altazor? (el verbo primero y después el sujeto caracterizan una interrogación), un simples cambio de posición del verbo deja al lector en duda: ¿Quién es Altazor? ¿Quién es el sujeto lírico?[xiii] Anuncia la muerte del cristianismo: ‘Abrí los ojos en el siglo / en que moría el cristianismo’ (91-92). Es el siglo de Nietzsche que anuncia la muerte de Dios (Huidobro nació el 10 de Enero de 1893). ‘Morirá el cristianismo’ (100), ‘El Cristo quiere morir’ (104) y empieza una ‘nueva era’ (107)[xiv]. ‘Soy yo que estoy hablando en este año de 1919’ (113);[xv] termina la Primera Guerra Mundial y se afirma la Revolución Rusa: ‘Millones de obreros han comprendido al fin / y levantan al cielo sus banderas de aurora’(118-119). Para Huidobro, la revolución Rusa es una prueba viva de la posibilidad de un nuevo giro para la humanidad.[xvi]

Empezamos a entender mejor cuando dice: ‘Soy yo Altazor el doble de mí mismo’ (123)[xvii]; pues, si estábamos en duda, ahora queda claro que la duda es saber si Altazor es su doble, o sea, si es él mismo; se trataría de un ‘Yo’ múltiplo, producto de su infinita ansia: ‘Soy yo Altazor el de la ansia infinita’ (128); Ansia de vivir, de crear, de ser otro, de ser la diferencia del otro (el eterno retorno de la diferencia). Y reconoce que es él quien está solo:  ‘solo / solo / solo / estoy solo...’ (137-140); solo en el pasado, solo en el presente, solo en el futuro; tres veces solo, en las tres dimensiones del tiempo o fuera de éste, así como Alicia en el país de las maravillas (1865).[xviii]  Deleuze explica que la paradoja, en Alicia, es la afirmación de dos sentidos al mismo tiempo; aquí podríamos decir, tres sentidos; Alicia pierde el nombre propio, característica de la paradoja, así como el sujeto lírico no quiere afirmar con seguridad si es o no Altazor, o su doble, o los dos al mismo tiempo. La paradoja destruye la coerencia (el ‘buen sentido’) como sentido único, y el sentido común como designación de identidad única.[xix]

Entre los versos 149 y 157 nos habla de Dios con participios, adjetivos y sustantivos; como si confirmase el pensamiento aristotélico: ‘El Ser se dice de muchas maneras’. Pero no es el nombrar, y sí el juego de un nuevo lenguaje, donde un nombre propio se puede transformar en participio, adjetivo o sustantivo.

A partir del verso 158 (ya citado), el poema nos sorprende una vez más; habla en la primera persona del plural: ‘sigamos’, ‘cambiemos’, ‘quememos’, ‘bebamos’. Al parecer, el sujeto lírico asume su multiplicidad y usa el imperativo para aconsejar y aconsejarse (¿quién sabe si también es para aconsejarnos?): ‘cambiemos nuestra suerte’ (163). No nos dejemos desanimar por la trágica realidad de: ‘muerte’, ‘angustia’, ‘fracaso’, ‘dolor’. ¿Para qué? ¿para nada? ‘Nada nada nada’ (181), en el pasado, en el presente, y en el porvenir; una vez más el eterno retorno: ‘un eterno viajar en los adentros de sí mismo’ (197). El Ser pasivo es nada, ayer, hoy, y siempre: ‘La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer’ (prefacio). Entonces: ‘Consumamos el placer[xx] / Agotemos la vida en la vida / Muera la muerte...’ (184-186), muera el cristianismo. Se trata de una exaltación a la vida; no a la seudo vida de una caída recta, de una completa pasividad; sino una posibilidad de cambio (de clinamem), es una nueva vida, potente, placeroza, ‘es un viaje en paracaídas’, con la posibilidad de cambio de ruta, de tomar otro giro.

‘Yo estoy aquí de pie ante vosotros’ (202). Se afirma como estando y no siendo; el Ser permanece siempre el mismo, queda inmovilizado por la fatalidad de este mundo; el Estar cambia: ahora ‘Yo estoy aquí de pie entre vosotros’ (210); de pie pero no inmóvil. ‘Quiero la eternidad’ pero no la del Ser, y sí la del Estar, de la libertad de una ‘paloma’, que no cae vuela y posa y reposa ‘en mis manos’ (217). La eternidad del eterno retorno de la diferencia.

A esta altura ya comprendemos que los consejos también eran/son para nosotros; ahora se dirige directamente a los otros, nosotros; nos llama de ‘vosotros’, está ante nosotros, entre nosotros. Pero no para; continúa: ‘Yo tú él nosotros vosotros ellos’ (219). El sujeto lírico nos envuelve a todos, es la expresión de la humanidad, de una nueva humanidad (no demasiada humana);[xxi] ‘Ayer hoy mañana’ (220), o sea, en la eternidad. Es un Estar múltiplo, ‘totalizante’, en cualquier tiempo, en todo el tiempo; un acontecimiento que insiste; insiste tanto que nos da la falsa impresión de existir. Ya no es más, está; ya no existe, insiste: ‘¿qué has hecho de mí Vicente Huidobro?’ (223). Ya no cabe más la pregunta ¿quién soy? Ni siquiera ¿quiénes somos? Sólo puede preguntar por ‘mí’, forma de los casos oblicuos del pronombre personal de la primera persona del singular. Primero perdió la identidad, ahora ha perdido el género; el sujeto se está desintegrando.

El sujeto lírico pasa a platicar con el autor, ‘Vicente Huidobro’[xxii]; y en un tono como de súplica le pide: ‘Dadme el infinito’ (228). ¿Qué más puede pedir si no ‘el infinito’? ‘Basta ya’ (230) ¿para qué tanto dolor?

¿Qué has hecho de mis pies?

¿Qué has hecho de esta bestia universal

De este animal errante?                         (244-246)

La conciencia es amargura

La inteligencia es decepción                (252-253)

La mezcla de ‘conciencia’ e ‘inteligencia’ le producen ‘Dolor de batalla y miedo de no ser’ (238), ‘angustia’ de no ser más, de estar como perdido en este eterno viaje. Él es Altazor, su doble, es ´todos` al mismo tiempo, y por ser todos no tiene quien lo acompañe; solo todo el tiempo; sabe que está ‘solo’; y ‘solo en las afueras de la vida’ (254) que ‘se puede plantar una pequeña ilusión’ (255).

‘Eres tú tú el ángel caído’ (272); sí, tú quien ya fue Altazor, sí tú quien ya fue Vicente Huidobro; Ahora eres un ‘ángel’: sin nombre, sin género, fuera del tiempo, eterno. Eres tú el que cae y también la propia caída; como Dios en el cristianismo: Padre e Hijo al mismo tiempo; creador y criatura simultáneos.

Anda en mi cerebro una gramática dolorosa y brutal

La matanza continua de conceptos internos

Y una última aventura de esperanza celestes

Un desorden de estrellas imprudentes.                             (278-281)

Aquí ocurre un giro, éste es el anuncio de un nuevo lenguaje; pura creación del hombre: ‘en la ardiente tempestad de nuestro cráneo’ (285). Es la creación de un nuevo lenguaje, al mismo tiempo la destrucción del lenguaje (paradójico). Es la ‘liberación’ (290) de lo convencional, de la tradición, de la caverna platónica: ‘de estas heridas que nos atan al fondo’ (293).[xxiii] Es Altazor, Icaro moderno, sin alas[xxiv], ‘misterio en misterio’ (298), que pide ‘la llave de los sueños cerrados’ (302), ‘del naufragio’ (303), de ‘un bello naufragio verde’ (306) para que podamos ver/entender/transformar el fondo de nuestra alma, de ‘nuestros mares íntimos’ (307); para que podamos desafiar ‘al vacío’ (311). ¡Ah!, que busca, que ‘trágica busca’ (315); ¿será que los griegos tenían razón? La vida es trágica, pues somos ‘prisioneros’ de esta trágica caída, ‘de esta trágica busca’ (315) por nuestro interior, por nuestro mundo real, por un lenguaje nuevo, una vida sin mimesis, sin Platón ni Aristóteles, por una nueva Poesia Creadora y no imitadora.[xxv]

Esta caída además de ser trágica es dolorosa: ‘sufro me revuelco en la angustia’ (320). Es una angustia subterranea, cósmica, anterior al ser, dolor primordial (322-328). El dolor de saber que ‘La Caída’ es inevitable y eterna. Caemos hasta la destrucción (canto VII). ¿y después? Volvemos a caer; es el Eterno Retorno de la agonía[xxvi]. ‘Siglos siglos que vienen gimiendo en mis venas’ (346), y se expresan ‘en mi canto’, ‘en mi voz’. Altazor es ‘la voz del hombre que resuena en los cielos’ (354), la voz que anuncia la creación de un nuevo mundo paralelo. Lo que es Zaratustra para la filosofía, lo es Altazor para la poesía. Es ‘todo el hombre’ (357), pero no ‘burgués ni raza fatigada’ (362), ‘bárbaro tal vez’ (363). Por lo menos era lo que pretendia, o creía, Huidobro. ¿Si lo consiguió? Creo que no; pero este no es el lugar para divagar sobre este asunto; lo dejamos para después (al estilo socrático).[xxvii]

Y continúan las semejanzas con el filósofo Alemán: ‘soy el angel salvaje’ (367), tal vez un Dionisio[xxviii]; ‘Sobre el sepulcro de Dios / Sobre el bien y el mal’ (378-9).[xxix] Pero también es ‘Poeta / Anti poeta / Culto / Anti culto’ (369-372). Es él y su doble; él y su contrario, su reverso.[xxx]

De los versos 384 a 389 encontramos cuatro veces la expresión ‘mi muerte’; ‘voy por la vida pegado a mi muerte’ (389), clara alusión a la vida como una peregrinación agonizante. El nacer nada más sería que un empezar a morir; y la vida un morirse. Hemos de concordar con Huidobro, es una verdadera tragedia. Pero ¿por qué? ‘Sólo quiero saber por qué / Por qué / Por qué’ (400-402), tres veces ‘por qué’, en el pasado en el presente y en el futuro. La caída se repite por la eternidad, no basta tener el saber/sabor del presente, hay que tenerlo en la eternidad. Tal vez aí esté la clave, no somos, acontecemos; no vivimos ni existimos, insistimos y persistimos. Más allá del bien y del mal, más allá de la vida y la muerte, el eterno retorno del acontecimiento[xxxi].

Y todos preguntan ‘¿Qué tal cómo está Ud.?’ (412) estoy cayendo, me estoy muriendo, o mejor, estoy aconteciendo; acontezco como portavoz de ‘los astros y las olas’ (413). ‘Hoy me es igual’ (421), ‘Que yo caiga por el mundo a toda máquina / Que yo corra por el universo a toda estrella’ (425-6). Es el trágico destino de Altazor, su eterna caída. Creo que ya ha comprendido esto y no tiene más que decir: ayer, hoy o mañana ‘me es igual’; se rinde a su trágica realidad. En todo caso, es mejor caer de paracaídas que tener que subir cargando una enorme roca.

‘Señor Dios si tú existes es a mí a quien lo debes’ (429).[xxxii] ¿Qué decir de este verso? Tal vez, más que un verso sea un aforismo; un equivalente al ‘Este dios que yo he creado era obra humana y humano delirio, como todos los dioses’ de Nietzsche.[xxxiii]  Si es deber del Poeta crear, debe crear no sólo una nueva poesía, debe crear incluso al creador.

‘En el tapiz del cielo se juega nuestra suerte’ (439), ‘Se juega nuestra alma’ (442), si la vida es un morir cayendo por el cielo, sólo puede ser allí que esté escrito ‘nuestro’ destino - está hablando en la primera persona del plural porque el sujeto poético es múltiple, pero también porque está ‘desnudo de nombre’ (448) -; si hay sagradas escrituras, sólo pueden estar escritas ‘en el tapiz del cielo’.

Y una vez más, el Poeta nos sorprende: ‘Después de mi muerte un día / El mundo será pequeño a las gentes’ (464/5). Vuelve a hablar en la primera persona del singular; recordemos que la primera frase del prólogo declara: ‘Nací a los treinta y tres años’. No vamos a discutir aquí los varios sentidos de esta afirmación;[xxxiv] lo que nos interesa, en este trabajo, es el hecho de que cuando declara su nacimiento y cuando se refiere a su muerte, lo hace en la primera persona del singular. Y no es apenas esto, el lector (nosotros) es (somos) solamente un testigo de lo que dice el sujeto poético sobre los otros (no nosotros), ‘las gentes’. Parece que Huidobro se rinde a la realidad y reconoce que un día habrá de morir - como de hecho ocurrió, murió como cualquier hijo de Dios -, que ‘las gentes’, que bien podemos entender por humanidad, continuarán vivas, y nosotros, los lectores, seremos los testigos de sus profecías. Sí profecías, lo que viene a seguir son profecías:

Plantarán continentes sobre los mares

Se harán islas en el cielo

Habrá un gran puente de metal en torno de la tierra

Como los anillos construidos en Saturno

Habrá ciudades grandes como un país

Gigantes ciudades del porvenir

En donde el hombre-hormiga será una cifra

Un número que se mueve y sufre y baila

. . .

y las máquinas mataron el último animal

...

ah la hermosa vida que preparan las fábricas

(466-481)

Profecías que se confirmaron, o mejor, que se han confirmado. En estos versos, sin ninguna duda, Huidobro fue Profeta. Pero al ser Profeta, al ser perfecto, presiente el trágico porvenir; lo que le causa ‘Angustia angustia de lo absoluto y de la perfección’ (485). ‘En mi cabeza cada cabello piensa otra cosa’, si es ‘un pecho que grita y un cerebro que sangra’ (380), también es ‘cabello que piensa’; y no piensa cualquier cosa, piensa ‘otra cosa’; siempre otro/otra, lo otro, lo diferente, lo ‘anti’, lo paradójico, lo contradictorio, lo ‘sinsentido’.[xxxv] ‘Nostalgia de ser barro y piedra o Dios’ (493), nostalgia del tiempo original, de la significación mágica, cuando lenguaje y mito eran la misma cosa, cuando no había diferencia entre palabra y cosa; añoranza del lenguaje inaugural, donde ‘fiat lux’ y la luz se hizo.[xxxvi]

‘Angel expatriado de la cordura / ¿Por qué hablas Quién te pide que hables?’ (496-7). Recordemos que él es ‘el angel salvaje’ (367)[xxxvii], expatriado por él mismo de la mimesis para instalarse/instaurarse en el ‘país de las maravillas’, del ‘sinsentido’ de Charles Lutdwidge (o de su doble, Lewis Carroll), de la locura de Nietzsche. Este Angel habla porque su naturaleza le pide que hable, le suplica que hable, le ordena que hable; porque su misión es hablar; que hable, hable, hable; que diga, diga, diga; que cree, cree, cree; porque la función del Poeta es ‘crear, crear y crear’, crear sin el permiso de Aion, sin que nadie se lo pida, irreverente como un típico nitzschiano, crea por voluntad propia. Un poco más adelante, él propio responde: ‘Hablo porque soy protesta insulto y mueca de dolor’ (513). Y revela: ‘El dolor es lo único eterno’ (520).

‘¿Quién eres tú habitante de este diminuto cadáver estelar?’ (504), ‘Átomo desterrado de sí mismo ...’ (506). Sí, eres un átomo, pero un átomo del tiempo anterior a Cristo; átomo creador, átomo primordial del griego Epicuro o del romano Lucrecio. ‘¿De dónde vienes a dónde vas?’ (507). De arriba hacia abajo, del zenit al nadir; pero no olvidemos que viajas pegado a tu paracaídas, no olvidemos tu clinamem, no olvidemos que ‘una palabra tuya bastará ...’. ¡Oh!, Buzo ‘de la verdad y la mentira’ (517), realmente, no tienes por que importarte ‘de la burla del hombre-hormiga’ (522). Tú Buzo, Átomo, Angel, Profeta tienes por misión crear, crear un Super-Hombre y olvidar al hombre-hormiga que no pasa de una cifra. El hombre-hormiga sólo sirve para recordarnos que debemos superarlo, pues nos da vergüenza su mediocridad. Por ello dices: ‘Yo sé de mi vergüenza de la vida de mi asco celular’ (525), vergüenza y asco por lo mismo, por la mimesis, desprecio por esa vida miserable, mendiga.

Mejor solo que mal acompañado, es lo que siempre nos han dicho. Entonces ‘¿Robinsón por qué volviste de tu isla? / De la isla de tus obras y tus sueños privados / De la isla de ti mismo rica de tus actos’ (530-2).[xxxviii] Que decepción Robinsón, a ti que el destino te dio la oportunidad de crear tu propio mundo, lejos del hombre-hormiga, ‘¿Robinsón cómo es posible que volvieras de tu isla?’ (536). ¿Cómo es posible que alguien anhele el hormiguero? ¿Cómo es posible que alguien suplique por ser esclavo, dominado, no más que una cifra? Yo también siento vergüenza. ‘Matad al pesimista de pupilar enlutadas’ (541), matad al que no quiere/puede ver, matad al hombre-hormiga. ‘Idos lejos de aquí restos de playa moribundas’ (546) o ‘Volvamos al silencio’ (550), al silencio primordial, a la palabra que no dice, crea: ‘crea árboles’, ‘hace florecer rosas’. Volvamos ‘Al silencio de las palabras que vienen del silencio’ (556), ‘Las palabras con fiebre y vértigo interno’ (560), vértigo de una caída vertiginosa; y que traen ‘Epidemia de rosas en la eternidad’ (564). No queremos cantar las rosas, queremos hacerlas florecer ayer, hoy y mañana, por la eternidad.

Y vuelve a profetizar (en la primera persona del singular): ‘Yo poblaré para mil años los sueños de los hombres / Y os daré un poema lleno de corazón / en el cual me despedazaré por todos lados’ (572-4). El Poema a que se refiere es el propio Altazor, es él que puebla nuestros sueños, es en él que el sujeto poético se despedaza (Canto VII). Altazor es la herencia que el Profeta nos legó. Y continúa, ‘Una lágrima caerá de unos ojos / Como algo enviado sobre la tierra’ (575-6). Este nuevo Creador no enviará a su hijo a la tierra, por ser poeta mandara ‘una lágrima’, apenas una lágrima, una lágrima creadora, una lágrima con otra naturaleza. Puede ser una lágrima con sombra de árbol, pues ‘Hay palabras que tienen sobra de árbol’ (584), para protegernos. Pero también puede ser una lágrima que queme, pues ‘Hay vocablos que tienen fuego de rayos’ (586). Hay tantas palabra, palabras diferentes, palabras que no dicen hacen, crean. Por ello, ‘Altazor desconfía de las palabras’ (592), como también desconfía ‘de la poesía’ (594), porque palabras y poesía pueden ser ‘Trampas’ (595) – atención, volvió a ganar nombre propio-. Pero no las palabras y la poesía de Altazor, el Creador; trampas son las palabras y la poesía de los hombres-hormigas, de aquellos que copian en vez de crear.

‘Mas no temas de mí que mi lenguaje es otro’, así como los hombre-hormigas no deben temer a Dios, nosotros no tenemos por que temer a Altazor, nuestro supuesto Profeta. Él nos trae ‘una música de espíritu’ (605), ‘Música que hace pensar en el crecimiento de los árboles / Y estalla en luminarias adentro del sueño’ (607-8).[xxxix] Esta música es de la misma naturaleza de su poesía, o sea, no imita crea, acontece. Y si la poesía puebla nuestros sueños, la música los ilumina. Altazor afirma: ‘Yo hablo en nombre de un astro por nadie conocido’ (609). Así como Jesucristo hablaba en nombre de Dios, por todos conocido, el Poeta/Profeta habla en nombre de un desconocido; una vez más, aparece como contrapunto, opuesto, diferente. Pero no deja de ser semejante a Cristo; como éste, realiza milagros: habla con ‘una voz que da la vista a los ciegos atentos’ (614). Mas, si Jesús hace ver a los ciegos, cualquier ciego, nuestro ‘Angel’ sólo les da vista ‘a los ciegos atentos’. Parece ser la eterna semejanza de la diferencia.

‘Los veleros que parten a distribuir mi alma por el mundo / Volverán convertidos en pájaros’ (517-8). Como si los ‘veleros’ fuesen sus apóstoles, que salen por el mundo anunciando su nueva poesía; y por el camino se van convirtiendo en ‘pájaros’ o, más específicamente, en Azores, en nuevos Profetas. Llegamos a una de las más bellas ‘imágenes’ creadas por Huidobro; nos da la posibilidad de pasar de seguidores a Profetas, a pequeños dioses, a poder ser un Altazor. El Profeta no sólo nos cura de nuestra enfermedad, sino que también – si estamos atentos – nos transforma en Profetas; es mejor que el paraíso, seremos todos Altazores. El devenir nos promete un nuevo mundo poblado por Poetas.

Y de repente ‘Todo se vuelve presagio’ (626), ‘Los pájaros grabados en el zenit no cantan / el día se suicida ...’ (630-1). Silencio, silencio, silencio.

‘Silencio la tierra va a dar a luz un árbol’ (634).

‘Silencio la tierra va a dar a luz un árbol’ (642).

‘Silencio la tierra va a dar a luz un árbol’ (651).

A esta altura creo que ya no es más necesario explicar la triplicación del verso. Hemos aprendido con Altazor que podemos vivir en otra dimensión del tiempo y del espacio; un tiempo cíclico, un espacio creado.

Estamos llegando al fin del Canto I, estamos llegando al momento de la creación; el máximo de silencio, expectativa y concentración es poco. Rechaza las ‘ligaduras’ (666), pide por el ‘vértigo’ (668), por su ‘libertad de música escapada’ (669). Son los últimos momentos – momentos éstos que se repetirán por la eternidad -.

‘La palabra electrizada de sangre y corazón / Es el gran paracaídas y el pararrayos de Dios’ (672-3). Ahora comprendemos: el clinamem huidobriano es la palabra. Es a través de la palabra que podemos provocar un pequeño desvío en nuestra caída, desvío menor que el mínimo de tiempo pensado (como lo señaló Deleuze)[xl], pero suficiente para garantizar nuestra libertar (como lo deslumbró Marx).[xli] Palabra ésta que nos sirve tanto de ‘paracaídas’ como de ‘pararrayos’; es nuestra esencia de libertad y nuestra protección contra la tradición cristiana/mimética.

‘Silencio’ (682), ‘La tierra acaba de alumbrar un árbol’ (684).

 

Conclusión:

Altazor es, al mismo tiempo, pájaro (azor), hombre (super-hombre), ángel,  aviador, buzo, átomo, mago, profeta y, principalmente, Poeta. El sujeto poético es, sin duda, no sólo un ‘doble’, sino que más aún, podríamos decir: una multiplicidad. Son varios, somos varios, son/somos todos los que, a pesar de ciegos, están/estamos alertas. Y el poema se dirige exactamente para quien está alerta. Poeta, poema, poesía: de poiesis (creación). Mas no es la creación mimética, es la creación de lo realmente nuevo: una nueva poesía, un nuevo mundo, un nuevo hombre (un super-hombre). El pájaro que cae es el Poeta y su principio de creación es el paracaídas, o sea la palabra (sustantivo femenino). La palabra es la madre (sustantivo femenino) que da a luz; es la tierra (sustantivo femenino) que da a lux.

Huidobro siempre se esforzó por romper con la tradición, con el patriarcado, y como contrapunto usa el matriarcado, valoriza la creación femenina. Por ello que la Virgen dice adiós y se queda: en el doble sentido de decirle adiós a Dios y de afirmar el lado femenino. La virgen es mujer, la tierra es mujer, la palabra es mujer, la poesía es mujer. Todas ellas nos protegen, nos cuidan, nos alimentan. La presencia de la mujer es tan relevante que Huidobro le dedicará todo el Canto II.

El paracaídas es la palabra que no es dicha es pensada, análoga al átomo y al clinamem de Lucrécio, que según Deleuze: sólo puede ser pensado/a.[xlii] Y no olvidemos que el pensamiento es creación, es la creación por excelencia, en silencio.

‘Silencio’

‘Silencio’

‘Silencio’

‘La tierra acaba de alumbrar un árbol’

con sombra de palabra.

 

 

Bibliografía:

Del autor:

HUIDOBRO, Vicente.            Altazor. Prólogo de Cedomil Goic.  Valparaíso (Chile): Ediciones Universitarias de Valparaíso (de la Universidad Católoca de Valparaíso), 1974.

_______________                 Altazor y Temblor de Cielo.  Edición de René de Costa.  Madrid: Cátedra, 2001.

_______________                 Altazor.     Biblioteca Virtual de la Universidad de Chile.

_______________                 El Creacionismo.         www.uchile.cl/cultura/huidobro/manifiesto1.htm

_______________                 El oxígeno invisible: Vicente Huidobro.   Antología arbitraria de Diego Maquieira.  Santiago: Fundación Vicente Huidobro,1991.

 

Entrevistas                            (disponibles en el sitio de la Universidad de Chile: www.uchile.cl/cultura/huidobro):

HUIDOBRO, Vicente.            Conversando con Vicente Huidobro.  Por Ángel Cruchaga Santa María.  Santiago: El Mercurio (31 de agosto de 1919, p.4).

_______________                 Con Vicente Huidobro: Santiago, 1925.  Por Jun Emar.  Santiago: La Nación (29 de abril de 1925).

_______________                 La poesía contemporánea empieza en mí.  (no aparece el nombre del entrevistador) Santiago: La Nación (28 de mayo de 1939, p.5).

_______________                 La colina del desencantado.  Por Jorge Onfray Barros.  Santiago: Zig Zag (26 de septiembre de 1946).

_______________                 Vicente Huidobro: París, 1924.  Por Alberto Rojas Giménez.  (artículo de prensa recogido por René de Costa en Chilenos en París).  Santiago: La Novela Nueva, 1930.

 

Estudios:

HAHN, Oscar.                        Vicente Huidobro o el atentado celeste.  Santiago: LOM Ediciones, sin fecha.

MUNIZ, Mariana de Lima.     Vicente Huidobro: a ruptura como impulso criativo. UFMG (Internet).

PIZARRO, Ana.                     Sobre Huidobro y las Vanguardias.  Santiago: Editorial de la Universidad de Santiago de Chile, 1994.

SCHOPF, Federic.                 Lectura de Altazor.    www.uchile.cl/facultades/filosofia/publicaciones/cyber/cyber16/tx3.htlm

TEITELBOIN, Volodia.         Huidobro, la marcha infinita.  Santiago: Editorial Sudamericana Chilena, 1996 (1993).

 

Ensayos                                 (disponibles en el sitio de la Universidad de Chile:  www.uchile.cl/cultura/huidobro):

LIZAMA, Patricio.                 Huidobro y la vanguardia de los años 30.

LIHN, Enrique.                       El lugar de Huidobro (1970).

MORALES, Andrés.              Breve esbozo para situar a Vicente Huidobro.

PIZARRO, Ana.                     El creacionismo de Vicente Huidobro y sus orígenes (1969).

SCHOPF, Federico.               Introducción a Vicente Huidobro.

TEILLIER, Jorge.                   Actualidad de Vicente Huidobro.

 

Otros:

CARROLL, Lewis.                 Alice’s Adventures in wonderland.  London: Penguin, 1994 (1865).

COSTA, Lígia Militz da.        A poética de Aristóteles: Mímese e verossimilhança. São Paulo: Ática, 2001.

DELEUZE, Gilles.                 Lógica do sentido.  São Paulo: Perspectiva, 1988.

_______________                 Diferença e Repetição.  Rio de Janeiro: Graal, 1988.

_______________                 Nietzsche y la filosofía. Barcelona: Anagrama, 1971.

DROZ, Geneviève.                 Os mitos platônicos.  Brasília: Editora Universidade de Brasília, 1997.

FERRATER MORA, José.     Diccionario de filosofía.  Barcelona: Editorial Ariel, 1994.

LUCRECIO,  Titus Carus.      Da Natureza.  São Paulo: Nova Cultura, 1988.  (Os Pensadores)

MARX, Karl.                         Escritos sobre Epicuro (1839-1841). Traducida al español por Miguel Candel, Barcelona: Editorial Crítica, 1988.

NIETZSCHE, Friedrich.        Así hablaba Zaratustra.  Santiago: Renacimiento, 1985.

ORTEGA Y GASSET, José.              La deshumanización del arte.  Madrid: Espasa Calpe, 1987 (1925).

PLATÓN.                   Obras Completas. Tradução de Francisco de P. Samaranch e outros. Madrid, Aguilar S. A. de Ediciones, 1977 (1966).

 

Esteban Reyes Celedón.

Rua dos Douradores, 22 de junio de 2004.

 


 

[i] ‘Este es Vicente Huidobro, poeta francés nacido en Santiago de Chile’.  Así empieza su entrevista Alberto Rojas Giménéz. Y en la misma entrevista Huidobro afirma ‘Allá (en Chile) se me acusa de antipatriota, porque aparezco en las Antologías francesas como poeta francés. ¿Tengo yo la culpa?’.

[ii] Varios libros de Huidobro incluyeron este, ya famoso, retrato de 1921; otros que también lo retrataron fueros: Juan Gris y Hans Arp. Podemos encontrar las reproducciones de estos retratos en El oxígeno invisible: Vicente Huidobro. pp. 42, 80 y 98, respectivamente.

[iii] Entre otros, Federico Schopf in Lectura de Altazor, indica algunas anticipaciones del poema en la nota 3.

[iv] Reproducida en la introducción de René de Costa a su edición de Altazor y Temblor de cielo. p.25.

[v] En su prólogo al poema, p.11-12.

[vi] Enrique Lihn afirma: varios Huidobros son los autores de Altazor.

[vii] Semejante a la caída de los átomos de Lucrecio (Titus Lucretius Carus, 96-55 antes de nuestra era), filósofo romano, expuso y defendió el epicurismo en su poema en seis cantos: De Natura Rerum;  Epicuro (341-270 antes de nuestra era), filósofo atomista y hedonista griego.

[viii] Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) Filósofo alemán, creador de la teoría de los ‘infinitos mundos posibles’.

[ix] Friedrich Nietzsche (1844-1900), Filósofo Alemán, autor de Así hablaba Zaratustra (1883-1884), donde aparece el Superhombre que es el que vive en constante peligro, el que se desprende de los productos de una cultura decadente, y toda su vida es un constante esfuerzo y lucha por su afirmación individual.

[x] La comparación con el catolicismo es inevitable: ‘una palabra tuya bastará para salvarme’.

[xi] Nietzsche estudioso de la filosofía griega (escribió aforismos sobre el mito del eterno retorno), y creó la doctrina del eterno retorno para sustituir la metafísica y la religión. Gilles Deleuze (1925-1995), filósofo francés, escribió Diferencia y repetición (1968). A diferencia de Platón, donde la diferencia remite a lo Mismo, a lo Uno, en Deleuze la diferencia es ‘pensada en sí misma y no representada, ni mediatizada. (op.cit. cap.1).

[xii] Epicuro desarrolló la doctrina de una cierta contingencia, producida por una desviación en la caída vertical de los átomos, que Lucrecio llama de clinamem.

[xiii] No se trata de estilo, pues en el Canto V encontramos ‘Yo soy el rey’, dos veces (611 y 615).

[xiv] Aparece el verbo ‘morir’ (104) en tres tiempos diferentes: ‘moría’, ‘morirá’, ‘muere’ (102).  ¿Por qué? Aún no lo sabemos.

[xv] Rafael Cansinos-Asséns anunció en 1919 que Huidobro ‘es portador de un libro todavía inédito, Voyage en Parachute’, citado por René de Costa, p.65.

[xvi] Recordemos que las bases filosóficas de la revolución operaria las dio Karl Marx; su tesis de doctorado fue Diferencia de la filosofía de la naturaleza en Demócrito y en Epicuro.

[xvii] Como don Quijote, doble de Alonso Quijano; punto de vista que está siendo desenvolvido en nuestra tesis doctoral.

[xviii] “said anxiously to herself, ‘Which way? Which?’ holding her hand on the top of her head to feel which way it was growing”;  final del primer capítulo, p.20. ‘So he did, so he did’ final del capítulo 9, p.116. En varias partes de esta historia los personajes repiten lo que dicen, pues están en otra dimensión del tiempo.

[xix] Deleuze, Lógica do sentido, pp.1-3. Ésta, quizá, sea la explicación para los versos donde aparece el verbo morir en el pasado, presente y futuro; Si Dios es eterno, no puede, simplemente, morir en el presente, ha de morir en cualquier tiempo, fuera del tiempo.

[xx] Mas una relación con Lucrecio y Epicuro: el hedonismo.

[xxi] Referencia a Nietzsche y su libro Humano, demasiado humano (1878).

[xxii] En el Canto III, hasta el autor pierde el nombre propio: ‘Basta señor violín hundido en una  ola ola’ (105).

[xxiii] El Mito o Alegoría de la Caverna es descrito por Platón en La República VII, 514a-519d. Una buena explicación del sentido filosófico de este Mito, incluyendo la traducción, al portugués, del trecho original, la encontramos en Genevière Droz.

[xxiv] Para Federico Schopf, Altazor es un ‘Angel rebelde o Icaro moderno – sin alas, pero provisto de una innovación técnica: un paracaídas -’ en su Introducción a Vicente Huidobro.

[xxv] Para Platón, este mundo es imitación, copia de otro mundo más real (el mundo inteligible); para Aristóteles, la base de la poética es la imitación (mimesis). En Platón, la teoría de los dos mundos se encuentra en varios de sus diálogos, por ejemplo en La República; Ya en Aristóteles, su teoría de la poética como mimesis la encontramos en Poética (en Portugués existe un estudio sobre este asunto por la profesora Lígia Militz da Costa.

[xxvi] Federico Schopf reconoce que: la angustia embarga al sujeto poético de gran parte Del Canto I; angustia de ser; y, el sufrimiento prepara las condiciones para una visión trágica de la existencia.. Cfr. Lectura de Altazor.

[xxvii] Las semejanzas entre Huidobro y Nietzsche, incluyendo sus vidas y obras, no son pocas, rinde un buen tema para estudio. Quien ya escribió un poco sobre la afinidad entre estos dos pensadores fue Oscar Hahn. Particularmente creo que el sueño de Huidobro era haber sido, para la poesía, lo que Nietzsche fue para la Filosofía; y que Altazor fuese un Zaratustra.

[xxviii] Ana Pizarro, en su ensayo de 1969, al comparar la lírica de Huidobro con la creación cubista, afirma que el Poeta le da ‘a su obra un carácter más dionisiaco frente a la sobriedad cubista’.

[xxix] Nietzsche escribió un libro intitulado: más allá del bien y el mal (1885-1886); y también escribió la frase: ‘el sepulcro de Dios’.

[xxx] A esta altura cabe mencionar que fue Huidobro quien utilizó por vez primera la expresión ‘anti poeta’; pero fue Nicanor Parra quien la popularizó y quien le dio su significado actual, además de su nueva escritura ‘antipoeta’. El antipoeta parriano se opone tanto a la poesía tradicional (así como lo hizo Huidobro), como también a la imagen del poeta profeta (valorizada por huidobro); y si Huidobro habla de un lenguaje inventado, Parra utiliza el lenguaje del día a día y habla de la realidad cotidiana. Cfr.  Oscar Hahn, p.47.

[xxxi] El eterno retorno es el ser del devenir. Cfr. Deleuze, Nietzsche y la filosofia, p.103.

[xxxii] Petulante, como siempre, obsesionado por ser el primero, el mejor, el único, Huidobro pretende ser superior a Dios; y no ve que continua prisionero a Él; no logra superar/olvidar su educación tradicional, cristiana, y vuelve a Dios; por más que ya hubiese anunciado la muerte del cristianismo (92), Dios continua presente en su obra, así como la Virgen: ‘digo siempre adiós, y me quedo’ (prefacio).

[xxxiii] Así hablaba Zaratustra, p23. Una vez más encontramos reminiscencias nitzschianas en la obra de Huidobro. Incluso, esta forma de escribir, por medio de aforismos, estilo característico de Nietzsche, aparece también en el prólogo de Altazor como también en Vientos contrarios (1926); incluyendo arrogancia e irreverencia. Cfr. Oscar Hahn, pp. 47-48. Enrique Lihn también menciona la semejanza entre el Filósofo y el Poeta: repite a Nietzsche y a su obra.

[xxxiv] Después de una coma, la frase continúa: ‘el día de la muerte de Cristo’. Puede ser entendido aquí que el ‘Anti poeta’ también es ‘anti cristiano’, por ello, sólo puede nacer cuando Cristo muere. Pero también debemos recordar que fue a esa edad que el Poeta conoció a Ximena, su segunda esposa, en la época con apenas quince años. Huidobro, no sólo en la poesía, era ‘anti’ las normas; cambió a su esposa por su concuñada, una ‘niña’ que podía, y parecía, ser su hija.

[xxxv] Sobre la afinidad de la obra de Huidobro con la poesía que en inglés se conoce por ‘Nonsense Verse’, ver Oscar Hahn, en especial el capítulo 5 ‘El sentido del sinsentido’ donde cita a Nicholas Hay y su artículo ‘Nonsense en Altazor’, Revista Iberoamericana, 106-7 (1979); y, para entender un poco su lógica (que no es la lógica tradicional, inaugurada por Aristóteles), ver Deleuze Lógica do sentido.

[xxxvi] Cfr. Mariana de Lima Muñiz.

[xxxvii] Mantenemos la grafía original de Altazor: angel.

[xxxviii] Debemos tener en cuenta que Huidobro murió antes de conocer el libro de Michel Tournier: Vendredi ou les limbes du Pasifique.

[xxxix] Huidobro hizo ‘Un poema para hacer crecer los árboles’, Ver y palpar (1941).

[xl] Cfr. Deleuze, Lógica do sentido, en el segundo apéndice: Lucrécio e o simulacro.

[xli] En su tesis de doctorado.

[xlii] Deleuze, Ídem, p.275.

 

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